Pensamientos paralelos

Mientras Don José ensillaba el mate pensaba en nimiedades. La humedad que hay; mañana es luna creciente, ¡voy a avisarle a Marta!, así se corta el pelo y se deja de escorchar.-
Tan temprano en la mañana y tan poco profundos sus pensamientos, pensaba. Siempre se levanta meditabundo, pronto para contraatacar a su José pensativo. Es que de tanto añorar el calor de su mujer en la cruda neblina matutina, se fue quedando seco de amor. Seco de dolor. Ya no sentía más que el viento moviéndole el bigote; las flores abundantes de la primavera ya no le llamaban la atención.
Y sin quererlo, pensó todo eso mientras ensillaba el mate. Pensamientos paralelos. Nimiedades y cuestiones profundas.
Se cebó uno y, sin más, dejó que la brisa lo despeinara.-

amar al amor

Ella no está bien.
Respira en la tarde de primavera veraniega un aire que le pincha. Siente un nudo que la ahorca, una tristeza que la ahoga.
Siente tanto que ya no sabe qué siente; tan intenso su querer que la asusta.
No es tan malo, piensa; pero bien sabe que no la llevará por buen cauce.
Quiere no amar al amor. Quiere dejarse llevar sin dejar de buscar al amor, el mismo amor que se le esconde detrás. Quiere quererse, quiere querer. ¡Y no tiene problema para ello!, pero también quiere saber el momento en el cual parar. El momento que marque donde el aire deje de pincharle; donde el nudo no la ahorque, donde la tristeza que tiene, no la ahogue.