No reconozco mucho lo que soy
oigo gritos en mi cabeza
una extraña sensación
que me abraza y me quema
Veo las cosas seguir adelante de mí
veo las recónditas palabras que te di
y ahora pienso en lo que soy
en lo que fui
en lo que hoy quiero para mí
Oigo el crujir de tus miradas
tan destartaladas
que me abruman en la niebla
Escucho una voz que es mi propia voz
pero a su vez no es mía
camina adentro de mi mente como un simple armatoste
pisando bien fuerte para que pueda oírla
Creyendo en el cambio, poder afrontarlo
pensar que soy otra por cambiarme
la mente es la misma
y ahí está, escondiendo las migajas que robó en el bar
Mendigando una especie de calor insaciable
ahí está; mendigando en la iluminada habitación que dejó ir;
mendigando lo que quiso ser.
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